martes, 8 de mayo de 2012

Seis meses con un salario mínimo.


Después de la propuesta de la revista SOHO al escritor Andrés Felipe Solano, él tubo que convivir con una familia totalmente desconocida, ganar un salario al que no estaba acostumbrado, vivir en Medellín, -una ciudad completamente desconocida- y ademas de eso cumplir con un estricto horario laboral.

Como todo al principio, difícil para acoplarse a la situación, pero esta familia fue muy amable con el. Es fascinante como cada detalle esta contado minuciosamente, envolvente, nos transporta a nosotros los lectores a  imaginar como si lo estuviéramos viviendo en carne propia, el olfato, el tacto y los demás sentidos eran indispensables para Andrés a la hora de contar su historia y experiencia.

Todo comienza con la dificultad de conseguir vivienda, como si fuera poco, después el transporte es doble, lo que le implica el doble de gastos al día, las cuentas y los números se vuelven sus enemigos a final de mes cuando ya siente el bolsillo liviano. Viviendo en un barrio golpeado por la guerra del narcotráfico y el paramilitarismo, entra en algunos detalles de las anécdotas que les cuentan vecinos y conocidos, al principio caminaba inseguro, luego se hizo amigo del que manejaba la ruta del taxi que lo llevaba hasta el paradero del bus, un hombre que "manejaba la parada" en la cuadra.

Las jornadas laborales tediosas, un jefe que ni siquiera le permitía escuchar música y una tarjeta que marcaba su hora de llegada todas las mañanas. Según sus cuentas, mas o menos 4.000 pesos le sobraban al mes, dinero que lo destinaba a comprarse unas cervezas los viernes en un bar de salsa que visitaba siempre al final de la semana.

Conoció muchas personas en estos 6 meses, sobre todo amigos que al final de su viaje, lo despidieron con torta y fiesta. Es increíble como el dinero cambia la forma de relacionar y de vivir de las personas, lo que son capaces de hacer por sostenerse y sobrevivir y lo duro e injusto que es el salario mínimo en nuestro país. A la reflexión nos deja esta excelente crónica.

   

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